Adam Sandler, es considerado como el actor más destacado de Hollywood

«Para hacer reír no hace falta ofender a nadie». Una contundente afirmación de Adam Sandler en una época en la que los límites del humor y la llamada cultura de la cancelación están en constante enfrentamiento, cuestionados y debatidos con el imparable dominio de las redes sociales.

Son palabras de una reciente entrevista publicada por El Periódico en la que el actor, el mejor pagado según Forbes, habla de su último trabajo, “Spaceman”. Una película de tintes dramáticos, en los que el intérprete, a pesar de haberse especializado en comedia, siempre ha conquistado a la crítica.

Quizá sea esa capacidad de hacer tanto reír como llorar la que ha hecho que Sandler ocupe este envidiable top 1 con 73 millones de dólares en 2023, por encima de Margot Robbie, Tom Cruise, Ryan Gosling o Leonardo DiCaprio, entre otros nombres célebres.

Nacido para hacer reír

«Mi gran pasión siempre ha sido la comedia y siempre disfruto trabajando en ella», dijo Adam. Porque, a pesar de que en otros registros más serios siempre ha brillado, nunca ha ocultado su verdadera vocación.

Una historia de éxito

Adam Richard Sandler nació en Brooklyn, Nueva York (Estados Unidos), el 9 de septiembre de 1966. De familia judía, es descendiente de inmigrantes rusos. Creció en Manchester, New Hampshire, a donde sus padres se mudaron cuando él tenía 6 años.

La vocación de Sandler despertó temprano: a los 12 años, actuó espontáneamente en el club Basthon. En paralelo, su juventud, Sandler formó parte del BBYO (B’nai B’rith Youth Organization Inc.), un grupo de jóvenes judíos.

Fue descubierto por Dennis Miller, quien lo vio cuando actuaba en un club a instancias de su hermano, y le recomendó para Saturday Night Live, donde terminó contratado en 1990 y formó parte del programa hasta 1995, para después regresar como presentador en 2019.

Un año antes de aquel estreno como cómico, ya había debutado en el cine con la película “Going Overboard” (1989). A esta le siguieron otras películas, como “Coneheads” (1993), “Airheads” (1994), “Billy Madison’ (1995), “Bulletproof” (1996), “Happy Gilmore” (1996), “Very Bad Things” (1998), “The Wedding Singer” (1998), “The Waterboy” (1998) o “Big Daddy” (1999).

De la risa a la seriedad

Enseguida, Adam destacó por su talento para las películas de comedia y humor, además de por su implicación como productor ejecutivo en muchas de las cintas en las que trabajaba, llegando a hacer cameos en aquellas en las que no tenía un papel relevante.

Así, durante la primera década de los 2000, su filmografía siguió creciendo con “Little Nicky” (2000), Joe Dirt (20001), “Mr. Deeds” (2002), “Anger Management” (2003), “50 First Dates” (2004), “The Longest Yard” (2005) o “Click” (2006).

Además, Adam en 2002 estrenó “Punch-Drunk Love” y logró ser más valorado por la crítica al ofrecer un registro algo más dramático en lugar de solo cómico. A raíz de este papel, empezó también a trabajar en papeles diferentes, con mayor diversidad de géneros, aunque sin dejar nunca de lado la comedia. 

Con información de EFE

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