Por qué sobrevive Trump a todas sus crisis de campaña?

Tras un segundo debate y la debacle del ‘pussygate’, Trump sigue en pie. Los medios no se lo toman en serio y sus defensores convierten sus flaquezas en «personalidad». ¿Es el candidato invencible?

En las últimas horas del lunes 3 de octubre el equipo de NBC News recibió el vídeo que ha sumido a la campaña presidencial de Donald Trump en su enésima crisis. En él, un micrófono caliente del programa Access Hollywoodrecoge una conversación de 2005 en la que el candidato republicano presume de aprovechar su fama para besar e incluso «agarrar del coño» (sic) a mujeres que considera atractivas.

Dentro del contexto trumpiano son declaraciones que no sorprenden ni a sus más acérrimos seguidores. El argumentario de quienes le defienden recuerdan el tell it like it is [«dilo como es»] que caracteriza la forma de hablar de Trump, directo y sin miedo de ofender a nadie. Y también los ad hominem en contra de los rivales políticos de los republicanos: Hillary Clinton y su marido Bill, a quien en la última semana la campaña de Trump ha dirigido sus ataques más venenosos.

El último tuvo lugar esta misma noche. A menos de una hora de que empezara el segundo debate presidencial entre los candidatos, Trump dio una conferencia de prensa junto a cuatro mujeres que decían haber sido acosadas sexualmente (o directamente violadas) por el expresidente estadounidense. MSNBC, la cadena de noticias de NBC, emitió al completo la rueda de prensa en los momentos previos a la celebración del debate.

El show de Trump era sólo un intento más por desestabilizar la campaña más imprevisible de la historia reciente de Estados Unidos. También por compensar la presión que Trump llevaba recibiendo desde que el vídeo deAccess Hollywood llegara a la portada del Washington Post en las primeras horas de la madrugada del sábado. Esto es, cinco días después de que NBC News recibiera la primera notificación del vídeo.

HISTORIA DE UN VÍDEO

Hace casi un año, NBC le dio a Trump uno de sus puestos de parrilla históricamente más relevantes: la noche del sábado. No por una rueda de prensa ficticia, algo para lo que Trump ya ha usado con anterioridad a los medios y así promocionar sus hoteles, sino para que presentara Saturday Night Live, el programa de sketches que lleva ya más de 40 años en marcha.

Meses después, el presentador del Today Show (NBC), Matt Lauer, recibiría críticas por ser mucho más exigente con Hillary Clinton que con Trump en un foro presidencial que se celebró en Manhattan. De la misma manera, el presentador del The Tonight Show (NBC), Jimmy Fallon, despertaría una retahíla de quejas en las redes por entrevistar a Trump en su programa y tratarle como a un personaje afable que se deja remover el pelo.

Pero muchas de esas decisiones tienen una justificación coherente. Saturday Night Live tuvo con Trump sus mejores ratings en más de 3 años, Matt Lauer no es periodista y podía haberse preparado más su entrevista con la política que le iba a suponer una mayor exigencia y Jimmy Fallon nunca se ha caracterizado por hacer preguntas duras a sus invitados. De hecho, Hillary Clinton apareció en The Tonight Show apenas unas noches después.

Según una fuente de NBC que habló con el Washington Post, los ejecutivos de la cadena habían decidido el lunes consultar con los abogados de la compañía y no emitir el vídeo de Access Hollywood hasta tener confirmación de que tenían las espaldas cubiertas de cara a una posible acción legal de Trump contra ellos. El sábado, y con el vídeo todavía bajo el escrutinio de los abogados de NBC, el extracto de Access Hollywood llegó a la redacción delWashington Post a través de una fuente no desvelada y el periódico liderado por Martin Baron —sí, el mismo que ejercía de editor del Boston Globe en la película Spotlight— apenas tarda cinco horas en decidir que el vídeo es noticioso, que no es falso y que no hay peligro legal de publicarlo.

¿TRUMPY EL PAYASO?

Han sido medios “tradicionales” como el Post y el New York Times los que mejor han gestionado la forma en la que abordar la cobertura de Donald Trump en estas elecciones —a través de fact-checking, de reporterismo de investigación de aúpa y de un seguimiento constante y escrupuloso de toda la campaña—. En ese último término también han hecho una labor continuada las cadenas de televisión como NBC, pero siempre ligadas al espectáculo de Trump el showman, de Trump el famoso, de Trump el candidato outsider y no de Trump el candidato real a la presidencia de Estados Unidos.

Las mentiras de Trump, al menos una cada tres minutos según Politico, podrían haber finiquitado las carreras de otros muchos políticos, pero no la suya. La diferente vara de medir para su candidatura no sólo puso a Trump enSaturday Night Live o en The Tonight Show tras varias de sus declaraciones más escandalosas, sino que también puso cámaras en sus ruedas de prensa promocionales, en sus conferencias manipuladoras predebate o incluso consiguió que NBC News mantuviera un vídeo devastador bajo llave por una supuesta revisión legal.

Pero esto último, ya se ha dicho, lo resolvió el Washington Post en apenas 5 horas.

ARMADO E INVENCIBLE

Ahora, y tras la celebración del segundo debate, los análisis hablan de un empate entre dos candidatos en el que uno ha mentido, vejado e incluso amenazado a su rival con echarle al fiscal general encima si es elegido presidente. De nuevo, los argumentos pasan por hablar de las bajas expectativas que había con Trump o de lo poco que importa que Trump mienta porque sus seguidores no creen en el fact-checking de los medios de la élite (la elite media que representan, según los críticos, medios como el Posto el Times).

Efectivamente, Trump puede todavía sobrevivir en esta campaña a base de imagen y de apoyar su discurso en su figura de outsider porque la forma en la que ha antagonizado al establishment o a los medios de comunicación progresistas ha calado muy hondo entre sus seguidores. Al fin y al cabo, ni la fuga de líderes republicanos que le han retirado su apoyo le ha forzado a considerar retirarse de la campaña. Lo que no pueden permitir desde cadenas como NBC es supeditarse a ese electorado, al menos lejos del análisis de encuestas, y que Trump vuelva a salir vivo tras una semana como la que acaba de pasar. Son ellos los que siguen dándole vidas pese a las decenas de razones previas que ha habido para justificar su definitiva derrota política.

 

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