Las confesiones de Lewis Hamilton
Lewis Hamilton es una leyenda viviente del automovilismo. Próximo a cumplir 40 años en enero del año próximo, su vigencia como uno de los pilotos más relevantes de la Fórmula 1 y poseedor del récord de siete títulos en la Máxima junto a la estrella Michael Schumacher lo demuestran. A la espera de ver cómo terminará su largo recorrido al volante de Mercedes y en la antesala de desembarcar en Ferrari, el británico contó intimidades de su vida.
En una entrevista a The Sunday Times, el múltiple campeón de la F1 habló del acoso que padeció cuando era un niño y de las situaciones que marcaron su crecimiento hasta llegar a la categoría más importante del automovilismo mundial. “Creo que solo quería hacer algo conmigo, era un niño con mucha energía y sin miedo”, expresó cuando comentó que su padre le compró un karting cuando tenía 8 años.
Según Lewis, esa también fue una época en la que padeció el acoso por su condición de afrocamericano. “No había forma de escapar de ello. Lo experimentas en la escuela, en los parques, caminando por la ciudad. No lo entendía y mis padres nunca me hablaron de ello. Nunca me explicaron lo que estaba pasando. Mi padre simplemente me decía: ‘Mantén la cabeza gacha, aguanta, no digas nada, simplemente golpéalos en la pista, eso es todo lo que puedes hacer’”, citó en la nota con el medio británico.
Uno de los momentos más traumáticos para Hamilton en sus primeros años como piloto de carreras fue ver por TV el accidente que terminó con la vida de Ayrton Senna, su ídolo en el deporte motor. El recordado 1 de mayo de 1994 en el circuito de Imola, Italia, el brasileño se pegó de frente con su Williams en la curva Tamburello y las heridas del impacto provocaron su muerte.
“Estaba con mi padre, estábamos trabajando en el karting. Recuerdo que fui a la parte delantera y lloré, llorando a mares. No podía llorar delante de mi padre, él no era ese tipo de persona”, recordó Lewis en diálogo con The Times.
En ese contexto fue que el piloto todavía de Mercedes confesó que sufrió de depresión a una edad muy temprana, cuando ya era un joven piloto que había sido elegido para ser parte de la academia de McLaren, equipo en el que hizo su debut en la F1. “Creo que era la presión de las carreras y las dificultades en la escuela. El acoso escolar. No tenía con quién hablar”.
En ese sentido, Hamilton contó que tuvo una terapeuta, pero no fue de gran ayuda. “Hablé con una mujer hace años, pero no me ayudó mucho. Me gustaría encontrar a alguien hoy”, explicó, al mismo tiempo que expresó que fue a retiros silenciosos. “Estás aprendiendo sobre cosas que te han transmitido tus padres, notando esos patrones, cómo reaccionas ante las cosas, cómo puedes cambiarlas. Entonces, lo que podría haberme enfadado en el pasado no me enoja hoy. Soy mucho más refinado”, declaró.
Durante 2020, año donde comenzó la pandemia de coronavirus que afectó al planeta, Lewis tuvo un momento de quiebre personal. Fue al ver un video del asesinato de George Floyd por el policía Derek Chauvin en Estados Unidos. Eso lo llevó a comenzar meditación y a poner en marcha su fundación Mission 44, una organización que asiste a los jóvenes de todo el mundo a superar la injusticia social en la que ya invirtió más de 20 millones de libras.
“Se me saltó el corcho. Me hizo caer de rodillas y llorar, salió toda esta emoción. Fue una experiencia muy extraña porque no recuerdo haber llorado desde que era muy joven. Sabía que ya había tenido suficiente, realmente necesitaba hablar. Hay personas que se quedan en silencio, personas que se sienten sin voz y yo tengo esta plataforma. Ganar campeonatos es algo increíble, pero ¿qué estás haciendo con eso? ¿Qué estás haciendo con tu tiempo en este planeta?”, expresó Hamilton en la entrevista.
Por último, Lewis manifestó que está en el mejor momento de su vida desde lo deportivo a pesar de tener una amplia diferencia de edad con los otros pilotos del paddock. “Siento que estoy más sano que nunca. Estoy en un lugar muy bueno, física y mentalmente. Mis tiempos de reacción siguen siendo más rápidos que los de los jóvenes. Creo que soy mejor piloto que a los 22 años. Era joven, enérgico y despiadado, pero sin delicadeza, sin equilibrio. No sabía cómo ser un jugador de equipo, cómo ser un líder. Para ser un buen piloto de carreras no se trata solo de ser rápido, se trata de ser el más completo”, concluyó.