Cardenal Rodríguez: “El Papa Francisco ya vive su Pascua eterna”

Tegucigalpa, Honduras.- El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga ha expresado este lunes su profundo pesar por el fallecimiento del Papa Francisco, a quien describió como “un ser muy querido” y “un ejemplo vivo de entrega incansable”. La reacción del cardenal, desde España, donde se encuentra para participar en las exequias, ha resonado por su tono íntimo y lleno de fe, reflejando el vínculo cercano que mantuvo con el Pontífice argentino.
“Lógicamente hay un gran pesar, porque el corazón humano siempre siente la separación de un ser querido. Y el Santo Padre Francisco ha sido un ser muy querido para mí”, expresó Rodríguez conmovido en una entrevista exclusiva con HRN.
Sin embargo, más allá del dolor, Rodríguez compartió un mensaje cargado de esperanza cristiana, subrayando el simbolismo del momento de la muerte del Papa, en plena Pascua de Resurrección: “También hay un sentimiento de esperanza, porque el Santo Padre muere en la Pascua. Entregó su vida como Jesús, y en la fe creemos que ya resucitó con Cristo a la vida eterna”, afirmó con serenidad espiritual.
El cardenal recordó que su último encuentro con el Papa fue en octubre, tras concluir el Sínodo, y que mantenían comunicación frecuente por escrito. Incluso reveló que estaba preparando un mensaje para felicitarlo por la Pascua, “pero resultó ser la Pascua eterna”, dijo con voz entrecortada.
Una relación más allá del protocolo
Rodríguez destacó que su relación con el Papa Francisco fue más allá de lo institucional. “Era mi amigo. A veces me llamaba por teléfono, otras veces nos escribíamos. La última vez que hablamos, estaba bien. Era un trabajador incansable, comenzaba el día en oración y no escatimaba esfuerzos para servir a todos”.
Recordó momentos especiales, como cuando fue recibido a las 7:30 de la mañana en Santa Marta, algo poco común en Roma, reflejo del compromiso del Papa. “Su jornada era intensa, pero él era siempre cercano, sencillo y profundamente humano”, aseguró.
Huella imborrable en la Iglesia
Al recordar el cónclave que eligió al Papa Francisco, Rodríguez señaló que fue un proceso guiado por el Espíritu, “sin propaganda, solo discernimiento y oración”. Para él, la elección de Francisco fue un regalo divino para la Iglesia.
Finalmente, el cardenal concluyó con palabras que resumen el legado del Papa: “Francisco deja un vacío, pero también una huella imborrable de humildad, cercanía y amor por los más pobres. No es un adiós… es su Pascua eterna”. Redacción Ruth Corrales